…El ocho de Octubre nuestro caballero asistió a una experiencia extraordinaria para él, ya que se vio sentado a la mesa de importantes personajes, o mas bien, de personajes que se creen importantes. Nuestro caballero era consciente de la incomodidad que iba a suponerle asistir a tan protocolario ágape, pero no pudo negarse, pues la invitación procedía de aquellos que son sus superiores jerárquicos…
…Asistió nuestro andante con la incómoda conciencia de sentirse invitado por compromiso, de hacer de comodín de un conjunto de seres exquisitos, de desentonar sin remedio en tan sublime reunión,protagonista de programa navideño “ponga un mendigo en su mesa”, pero dispuesto a mantener la compostura con dignidad porque,(como manifestó al compadre de su pueblo que lo recogió maltrecho y lo devolvió a su sobrina mientras le explicaba quién era),” YO SE QUIEN SOY”.
…Componían la asamblea tres personajes sublimes, tres en proceso de ascensión a la sublimidad, un séptimo cuyo oficio es acompañar a la sublimidad para servirla, aunque sin aspirar a convertirse en ella, y nuestro caballero. Los tres personajes sublimes acapararon la conversación, dirigiéndose halagos sobre la maravillosa función que cada uno de ellos ejercía a los ojos del otro, criticando cómplices a otros personajes sublimes ausentes a los que ellos conocían y trataban, naturalmente, pues se juntan en trabajos y comidas del mundo de lo sublime,y lanzando sentencias y opiniones en que hacían alarde de un conocimiento original y confidencial procedente de las altas esferas del Olimpo, sobre la situación actual de los países, la política, la economía, la cultura, etc.
…El individuo sublime tiene ciertas características físicas que lo delatan: la piel en general tiene un tinte de delicado color tostado, que denota la estancia habitual en lugares de relax y solarium disponible, el pelo tiene una cuidadosísima apariencia de normalidad, los tonos del vestuario combinan diferentes matices del azul, que rompe su monotonía con una camisa rosa, por ejemplo, permitiéndose a veces atrevidas notas de color en las corbatas. En el caso de la sublime mujer, un cuidadosísimo y carísimo atuendo no ostentoso trata de mantener también el aspecto de normalidad. En este caso, al menos esta temporada, predominan los tonos negros…
…Y así discurrió la comida, hablando de sus cosas en medio del silencio y aparente atención de los del mundo inferior. Por educación, los inferiores les miraban con una sonrisa congelada, que mas parecía un rictus, fingían interés o asombro, dependiendo de las confidencias exquisitas que los otros estuviesen haciendo, reían empáticamente cuando los sublimes consideraban algo risible, o se permitían añadir un pequeño comentario que, sin incomodar ni hacerse notar demasiado, completaban un pensamiento inacabado de sus superiores…
…Nuestro caballero inició una conversación independiente con el comensal situado enfrente que entretuvo a ambos toda la comida sobre la historia de la emigración española en Luxemburgo. Cuando, a los postres, la conversación ya no daba mas de sí, nuestro caballero y su acompañante se sumieron en el silencio admirativo de la conversación de los supremos, adaptando la sonrisa-rictus que recomendaba la educación.
…Ni por un momento los sublimes se dirigieron a los inferiores,o les preguntaron su parecer, o sacaron un tema de conversación que permitiese la participación de todos los comensales, o se dignaron considerar que las mas elementales normas de convivencia recomiendan que si invitas a alguien a comer debes hablar un poco con el y mirarle de vez en cuando. La naturalidad y el encanto con que ignoraron a las personas que les rodeaban enfadaba y ofendía a nuestro caballero que se mantuvo en silencio absoluto mientras duró una absurda sobremesa de café y chocolates, maldiciendo en su fuero interno la sublimidad y sus altares.
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