Rumbo a Flandes VIII

…Domingo 14 de Noviembre… Domingo que amanece soleado después de una semana de diluvio universal. Menos mal, porque voy a ir a una manifestación, y manifestación pasada por agua desluce mucho…Y me encamino a encontrarme con los Amigos de la República Española y los Amigos de las Brigadas Internacionales Luxemburguesas (todo en francés, claro.. Les Amis de la Republique, etc, etc). El homenaje a los Brigadistas Luxemburgueses ( de los que ya no vive ninguno), tiene lugar en Dudelange, una población minera que acogió en los inicios de siglo el grueso de la emigración al Gran Ducado.

Del barrio italiano y de la estación que en él se encuentra, salieron los brigadistas en tren camino de España en 1936. Fueron unos 100, lo que para el Ducado es bastante generoso, y al lado de hijos de grandes familias burguesas luxemburguesas (valga la redundancia), partieron mineros, peluqueros, albañiles…25 de ellos italianos, habitantes de este barrio en que se va a hacer el homenaje.

…Aparco el coche en la Rue Gare-Usines, y paso al lado de un precioso y modesto monumento en que figuras en hierro de hombres, mujeres y niños cargando maletas se encuentran a la derecha de una puerta, a cuya izquierda hay personas con los brazos abiertos. La inscripción debajo reza así: “Per-ché erano estraniero e m,habette acoltto”…simplicidad y belleza en todo.

…Empiezo a oir pitadas acompasadas de chiflos y por un momento me asalta la duda si estaré en una manif anti-Sarko y antisistema, pero al parar los pitidos, escucho nítidamente: “¡No pasarán, No pasarán!”. Son ellos, no hay duda.
Una menguada pero animosa tropa se dirige tras una bandera de la II República (me gusta puntualizar esto, porque nuestra primera República es siempre la gran olvidada de la historia) hacia un centro escolar, en cuyo patio, formados y blandiendo claveles rojos de plástico, una tropilla de unos 12 niños blancos y mulatos, nos canta en portugués “Uma gaivota voava, voava, asas no vento coraçao no mar. Como ela somos livres, somos livres de voar…etc, etc”. Para los despistados, diré que esta, junto con la sagrada e inevitable “Grandola, vila morena”, era una de las canciones que mas se oían en el 75 lisboeta. Tanto se oía, que existía una segunda versión irreverente hacia los sagrados dogmas del comunismo, que decía así: “Uma gaivota. voava, voava, filha da puta nunca mais se calava”. Procuro apartar esta segunda versión de mi mente porque la ocasión lo exige…

…Terminada la coral, los niños nos reparten sus claveles y nos dirigimos hacia la estación, donde habrá discursos ante el monumento a los brigadistas. Este monumento es abstracto. Es una especie de… de… de masa intestinal flotante. En piedra. Joaquim, que odia todo lo que no es figurativo, interpreta rápidamente esta vez la sugiriente masa al verla…
-“Isso nao pode ser o monumento aos brigadistas,é uma mulher de pernas p,ra o ar”
-Desengáñate -le digo- debajo está escrito “No pasarán”
Y ante aquella cosa cantamos todos la “Bella Ciao”. Luego, discursa la presidenta de las Asociaciones organizadoras del acto, el Alcalde de Dudelange que ha querido sumarse al homenaje, y el Director del Centro de Información de las Migraciones Humanas. Este señor, italiano, es el que me conmueve, porque orienta nuestra presencia allí, no a la típica y gastada nostalgia de una República mitificada y paradisiaca, donde todas las virtudes de la izquierda tenían lugar, sino al presente. Y dice, de una forma clara y sencilla, sin ampulosidades ni mueras al fascismo, con la nítida simplicidad del monumento de hierro que he descrito al principio, que la derecha y la izquierda siguen existiendo, que la emigración sigue existiendo, que la necesidad de acoger y ayudar esta mas viva que nunca, y, finalmente, que ser de izquierdas significa simplemente seguir siendo generoso y solidario como fueron los brigadistas.

…Y nos vamos a beber todos un vino al dicho centro de las Migraciones Humanas. Allí, entre unos magros cacahuetes y un excelente vino blanco, nos ameniza el acto una chica caboverdiana-luxemburguesa, acompañada a la guitarra de un negro ciego congolés-angolés, que nos cantan unas mornas y unas coladeras de Cesária Évora. La cantante ha pedido silencio para no tener que esforzar mucho la voz. A mi lado, un padre llama la atención a su hijo:

– Agora senta e cala! Voilà!

Deja un comentario