Mi balcón de Luxemburgo IV

En el cruce de entrada a la Place de Armes está el café “La brioche Dorée” cuyas camareras son de una amabilidad y simpatía muy acogedoras. El café es chiquito abajo, pero en el piso de arriba tienen una sala con sencillas mesas de madera sin pretensiones. Desde sus ventanas se ve el trasiego de las dos calles y me gusta mucho tomar allí el cruasán y el café. Hoy, según voy subiendo las escaleras, oigo…
-Madrid es lo mejor, no hay duda. El Museo del Jamón, lo conocen? (asentimiento general), qué maravilla
-y del lomo de ibérico, qué me dicen?
-Y la morcilla?
Sigo subiendo pensando que hay arriba una reunión de gastrónomos de andar por casa y distingo a los comensales, seis, de inconfundibles aires iberoamericanos. Sin transición, pasan del estómago al espíritu.
-No me gusta Benedicto
-Benedetto, se dice Benedetto
-Me gustaba mas el otro. Este es alemán me gusta menos.
-Alguna vez habrá un papa americano?
-Uy, pero que no sea negro, saben ustedes que cuando se elija a un papa negro se acaba el mundo
-Uy, si, si
-Mi tía, como ya se jubiló de maestra, agarró el avión y se vino a Madrid a conocerlo
-Había mucha gente en Madrid. Allí se celebra mucho la religión. Ya vieron ustedes alguna vez lo que hacen para festejar a los reyes Magos?
-Ya saben ustedes que los Reyes no eran tres, sino cuatro. Pero el cuarto, que también vió la estrella y también partió a ver a dios, fue entreteniéndose por el camino cada vez que veía a alguien necesitado para ayudar. Y ya los otros volvieron de ver al niño y aún él no había llegado, siempre ayudando a la gente. Hasta que cuando por fin llegó, estaban crucificando a Jesús, y ahí el lo conoce y mueren los dos juntos
-Es como el Shidarta. Ya leyeron el libro de Hermann Hess?
-…….
-En realidad todos estamos en una pirámide, cada uno ocupa su escalón, pero lo principal es que todos miremos al vértice de Dios.
-Fíjense que yo oí que tiene habido otras religiones pero en todas había un mesías que nacía el 25 de diciembre
-si, si, ya los mejicanos y peruanos adoraban al sol
LA CUNA DEL HOMBRE LA MECEN CON CUENTOS me vino a la cabeza. Ya no pude oir mas y me bajé abajo, sólo faltaban ahora los incas mezclados con el Shidarta y el Benedetto. El que sí que me dio pena fue el cuarto Rey. Mira que perderse el folclore de los pastores y los ángeles cantando villancicos y pasarse treinta y tres años por el desierto, que ya ni vería estrella ni nada, no sé cómo consiguió llegar el pobre, y aparecerse en el final de la película…