…Dedicado a todos los maestros que se han echado estos días a la calle a
defender la escuela pública…
Sentada en una silla de mimbre baja en el corral de un pueblo de Castilla, resguardada del sol por las tapias de un corral cuyas bardas separaban al cielo azul inmenso de la tierra parda, mi abuela tenía en su regazo un viejo libro de Historia con las páginas amarillas en las que un grabado de María Stuart, Reina de Escocia, se oponía a otro de Isabel Tudor, Reina de Inglaterra. Mi abuela nos contaba la historia de las dos primas reinas enemigas, y mi hermana Consuelo y yo, con nuestra uña, raspábamos el rostro de Isabel, la despiadada asesina de María. Yo no llegaba a los cinco años. Mi abuela, enlutada siempre desde su viudez temprana, no era una mujer ilustrada. Y sin embargo nos contaba aquellas historias…Despertó de esa manera mi pasión por la Historia? Nunca lo sabré, pero si así fue, y no hay por qué dudarlo, qué cuidado tendríamos que tener con los gestos con que nos relacionamos con los niños por pequeños que sean. Y esta imagen del delantal negro de la abuela albergando a las reinas, se me vino a la memoria cuando leí el otro día la carta que me escribió la madre de dos alumnos míos. Me agradecía que les enseñara Historia a sus hijos. Es insólito, pero así lo escribió. Y decía, entre otras cosas que omito, los motivos: “cuando veo a Teresa leyendo en español por las noches( nunca lee casi nada)y a Antonio contándonos el primer día todas las peripecias de Isabel la Católica y ayer diciéndome que le encanta el libro del Lazarillo de Tormes,(Antonio no es para nada lector)pues no puedo mas que alegrarme con un cierto grado de emoción (llevo 18 años aquí, y echo de menos España y que mis hijos compartan mi amor por mi país me gusta) y reconocer tu gran labor. Acepta mi agradecimiento y reconocimiento a tu trabajo y espero que estas palabras te den luz, calor y color para continuar como hasta ahora” 18 años fuera de tu país, es mucho tiempo. Y la gente sigue unida a él y desea que sus hijos lo estén… “que mis hijos compartan mi amor por mi país, me gusta”… esta mujer me justificó en una frase el esfuerzo que yo también hago lejos…somos los españoles errantes, tal vez los que mejor vemos al país porque la distancia en que estamos se alía a las leyes de la óptica para proporcionarnos una visión más acertada. Y es la historia un hilo que se va tejiendo de generación a generación sin que nos demos cuenta a veces. Y somos todos los maestros los que despertamos quién sabe qué en la cabeza de los chicos…y pocas veces recibimos una carta cuyas palabras nos den “luz, calor y color para continuar como hasta ahora”