Hay una extraordinaria película coral de Bryan de Palma que se titula “La Hoguera de las Vanidades”, protagonizada, entre otros, por Bruce Willis, Melanie Griffint y Tom Hanks. Ese coro de políticos, escritores, periodistas, sacerdotes, jueces, empresarios… actúan movidos por la corrupción, la frivolidad, la ambición, la falsedad…y rodean a un Tom Hanks perplejo al salir de su burbuja dorada y ten…er que enfrentarse a la realidad. La trama se resuelve en un juicio final en que un espléndido juez negro interpretado por Morgan Freman dicta sentencia y al retirarse es golpeado por una voz anónima que sale del público y le grita “ ¡racista!”. Entonces se vuelve a ese público que no perseguía justicia sino sus intereses particulares y les desnuda sus intenciones ocultas, sus engaños, su hipocresía. Y termina en un alegato en que les pide que vayan a casa y sean ¡decentes! Siendo decencia aquello que nos enseñaron nuestras abuelas y que hemos olvidado…
La película es claramente actual y vale la pena reverla y escuchar ese grito ¡!Sean decentes!!
Respétennos al menos el idioma, reino en el que impera el eufemismo para ocultar la función de la palabra: ajustarse al hecho que designa. Los recortes son “reformas”, la privatización se llama “liberalización”, el aumento del IVA se llama “ponderación del impuesto”, las manifestaciones legítimas son “gamberradas de sindicatos”, hay quien se declara culpable para eludir la cárcel (de lo que se deduce que ¿quienes dan con sus huesos en el trullo son inocentes?),el fin de la sanidad gratuita se llama “ajuste para mantener la gratuidad de la sanidad”, el sometimiento ciego al poder alemán se llama “acuerdo con Bruselas”….para qué seguir esta letanía de indignidades.
No basta que tengamos una situación económica difícil para que le añadan una situación ética insostenible en que impera la máxima de Marx (Groucho) “Estos son mis principios y si no le gustan tengo otros”. Pero sobre todo la mentira, esta mentira fina, reincidente, calando como lluvia fina, que decía Aznar…basta que el presidente diga que no piensa en algo para que estemos seguros de que lo implanta al día siguiente: “no pienso en el copago” “nunca abarataré el despido” “subir el IVA es inútil e injusto” “no pienso en los peajes” “no pienso en un banco malo” “siempre daré la cara”, y, sobre todo, la mas importante “Yo seré un presidente que no mentirá a los españoles”…
¡Sean decentes!…yo, desde luego, lo aprendí en mi casa…