…San Eloy para nosotros, Eligius de su nombre proprio, nació en Limoges de origen humilde, y fue subiendo en la vida hasta llegar a jefe de la Casa de la Moneda en tiempos del rey Clotario. La historia no explica cómo de su importante puesto en la casa de la Moneda (El Banco nacional de Clotaringia, para que lo asimilemos), pasó a Obispo y herrero. Y es esta humilde profesión la que le proporciona los símbolos con que se le conoce en los altares, pues va acompañado de martillo, tenazas, yunque y fuelles…pero cada vez le veo mas sentido a esta historia, pues los dueños de las monedas están actuando sobre nosotros cual herrero blandiendo el martillo para aplastar sobre el yunque los últimos resquicios de protección pública de los menos favorecidos por la fortuna…
El caso es que Eligius no se andaba por las ramas cuando era necesario, y tal lo demuestra un caso ocurrido en que tenía que poner una herradura a un caballo poseído por el diablo (tampoco sabemos por qué colaboraba Eloy herrando caballos demoníacos). El caso es que los espasmos del equino poseso impedían a Eloy hacer su trabajo como dios manda, y nuestro santo, harto de aguantar las tarascadas, cogió un hacha y cortó la pata del caballo. Hecho esto, herró la pata ya inmóvil con toda comodidad y una vez terminado su trabajo se la volvió a pegar saliendo el caballo al trote milagrosamente.
…Así que ya sabemos a lo que nos exponemos: si hartamos mucho a los dueños de la moneda, sacan el hacha, cortan lo que haga falta y con suerte nos vuelven a pegar los órganos en su sitio…