Napola (“antes de la caída” en su traducción al español), es el título de una película que retrata la formación de los jóvenes alemanes durante el nazismo en sus escuelas de élite. Nadie debería dejar de verla por más que termine con el ánimo por los suelos…yo no sé si somos del todo conscientes de lo que es el nazismo cuyas partes más tradicionalmente enfocadas son el racismo, la raza aria, los judíos y toda la parafernalia de los campos de concentración…pero el nazismo es para mí fundamentalmente la anulación del individuo…
…los derechos del hombre desaparecen, puesto que no es el hombre, sino el pueblo el sujeto de la historia…en la justicia, se alteran los códigos civil y penal para someter el derecho del individuo al del pueblo o nación colectiva…ese es el supremo bien que hay que resguardar, no el hombre ni su libertad, que se supeditan a la nación superior…de esa doctrina emana todo lo demás que tan bien conocemos.
…en la película, se ve cómo se lleva a cabo la destrucción de la personalidad individual y su sustitución por la uniformidad que crea la sumisión ciega a las normas , las reglas y las consignas…mientras cenaba mis normativas legumbres de dieta repantigada en la poltrona chester de 70 euros que me compré en un rastrillo, una depresión cordial se me iba apoderando, tan fuerte es el impacto de las imágenes y del significado de cada hecho en aquel discurrir aparentemente normal de una escuela de élite militar…te desligas o anticipas la posible salida de la trama para centrarte sólo en el “ambiente” mental…
…como en toda película, hay el héroe cuya conciencia se va abriendo camino…pero la profunda desazón espiritual que provoca es que héroe sólo hay uno…uno consigue sacudirse la modorra que produce la seguridad de estar acompañado por la masa, si, pero…y los miles que no lo hacen…
…siempre que sale el tema sale la pregunta de cómo un país centroeuropeo, del norte civilizado y culto pudo producir esa doctrina y el horror de llevarla a la práctica y a ese propósito leía el otro día a Salvador de Madariaga que decía que el pueblo alemán tiene tendencia natural a la obediencia…no es más que una frase, un tópico tal vez tan injusto como el que dice que nosotros somos una panda de vagos echaos a la siesta…pero a lo mejor no…
…esta actitud intransigente del gobierno alemán personificado en Merkel en que toda Europa siga sus consignas y sus recetas aunque se hunda el mundo, esta exigencia de sometimiento y rendición incondicional que no amaina aunque sean millones los que la sufran, esta superioridad satisfecha que exige y prohíbe como si de territorios ocupados se tratase, no ha de traer nada bueno y despide un hediondo aroma a tradiciones ancestrales renovadas…
…sonrientes y provistas de coloridos bolsos y camisetas a precios obscenos, las maniquíes asoman a los escaparates de la Grand Rue anunciando la primavera mientras tormentas de lluvia, viento huracanado y a veces algún granizo barren los cielos de Letzebeuer cuya primavera ha huído a las tierras del sur para traerles al menos el dulce consuelo de un sol sin recortes…que lo disfrutéis, ya sólo me quedan diez días para gozarlo yo también…