Que alguien le regale a la izquierda un GPS

La política española es un pantanal y sólo emite miasmas malignos. La derecha, ya sabemos lo que da de sí, pero la izquierda…dios mío la otrora llamada izquierda en la actualidad, qué pena, ….enumerar sus miasmas cansa, hastía. Y lo peor no es que esté dominada por políticos ebrios de cinismo que por la mañana juran una cosa y por la tarde votan en contra con la misma mano, no, lo peor son sus hooligans que siguen votándoles cual zombis huérfanos, justificando sus bandazos, repitiéndoles las consignas… Mañana, los llamados sindicatos de clase (cabría preguntarse ¿de qué clase, la que da derecho a tarjetas black o a viajar en el falcon oficial a visitar en privado al llamado santo padre?), CCOO y UGT, decía, corruptos hasta las trancas (acaban de condenar a toda la cúpula de UGT Asturias por malversación), se salen con la convocatoria de una manifestación contra el 25% de español en la enseñanza de Cataluña. Habrá que decirlo con muchos adjetivos, como le gusta a esta izquierda del vacío mental: defender el 25% de castellano en las aulas es lo CORRECTO, JUSTO, LEGAL Y DEMOCRÁTICO, o sea, en su lenguaje, PROGRESISTA. Defender la inmersión exclusiva en catalán es lo ANTIDEMOCRÁTICO, TOTALITARIO y, directamente FRANQUISTA (es lo que hizo el franquismo cuando impuso el castellano y prohibió el catalán. La tortilla sigue siendo tortilla aunque se le dé la vuelta). Las lenguas se aprenden, se estudian, además de hablarse. De lo contrario no sería necesario la asignatura de Lengua española en España ni la Francesa en Francia, e por ahí fora. Aunque en la calle los niños hablen castellano,(o catalán), tienen que estudiarlo. Esto es tan de Perogrullo que causa rubor decirlo, pero uno de los últimos argumentos que he oído a la progresía oficialista es que ya tienen bastante castellano fuera de la escuela…Ahora, la Generalitat, va a poner dos maestros en las aulas en que se pida el castellano. (¿Para qué? ¿Serán capaces de seguir hablando en catalán y ponerle un traductor individual al niño? ¿para eso sí tienen dinero para contratar más personal?¿o le comprarán un pinganillo?). Que la inmersión en catalán favorece su integración social, dicen también ¿y eso de dónde lo sacan?, ¿los que hablan castellano están desintegrados socialmente?. Y si fuera cierto (que lo dudo), no es que dejen de aprender catalán, sólo se está pidiendo un 25 % de aprendizaje también del castellano. Para qué seguir. Doña Inmaculada Colau dice que los que quieran aprender castellano que se vayan a la privada, que en la pública de ninguna manera. El Pere Aragonés dice que pedir el 25% es atacar a la nación catalana. Y así hasta el infinito: Niños vigilados en los recreos a ver qué hablan, páginas web para denunciar a los profesores si hablan castellano, la casa del rector de la Autónoma vandalizada por permitir un acto de S’ha acabat, encuestas por escrito a los niños de primaria para ver qué hablan los profes…¡qué vergüenza, qué profunda vergüenza! Hay una izquierda que no tiene ninguna hipótesis en medio de esta vorágine. Se llama “Los Jacobinos” y abominan de las identidades, del nacionalismo, del feminismo que blanquea los velos de la musulmania (“llevar velo es como ponerse pendientes” se atrevió a decir Oltra), de los “derechos históricos”, de las “nuevas políticas” (Oltra, Colau, Sánchez, Yoyo Díaz) y sus edulcorados y cursis mensajes de armonía universal y amor empático femenino, tan viejunamente machistas en el fondo. Los jacobinos siguen defendiendo los dogmas del marxismo, lucha de clases, guerra al capitalismo y bla, bla, bla, pero al menos no se dejan embarcar en el apogeo de las regiones y sus diferencias y piden una nación en total igualdad de derechos y deberes de sus ciudadanos. En su último artículo, (“Las lecciones de Cádiz”, en El Mundo de 16/12/2021) podemos leer: “Hay futuro para la izquierda, siempre que sea capaz de expulsar de su templo a todos los fariseos que, con un falso manto progresista, conjugan una retórica dulce y hortera, de empatías y sonrisas, con un fondo reaccionario de hechos diferenciales e identidades individualistas. Los trabajadores de Cádiz y de cualquier rincón de España merecen que la agenda de la izquierda vuelva sobre tres ejes irrenunciables: la clase social, el trabajo y la igualdad.” Ciudadanía de iguales, esa es hoy la gran utopía, parece mentira… 17 de diciembre de 2021, en un pueblo de Castilla.