Esta es una historia triste. Porque triste es que, a punto de cumplirse 90 años de la guerra civil, aún tengamos a los muertos por enterrar. Poco dice de nosotros como sociedad, que después de 45 años de democracia no hayamos cumplido la tarea. Y lo mas grave, lo que hunde en la melancolía, es que de esta vez, tampoco va a ser… La ley de memoria (me niego a llamarle democrática, me parece un sarcasmo), ha decidido enterrar sólo a los de un bando. Sólo hay subvenciones públicas si al muerto lo mataron los franquistas. Los que mataron los republicanos y estén sin enterrar, no es con esta ley con la que tendrán descanso. Me pregunto en nombre de qué principios la supuesta izquierda heredera de aquella que peleó en la guerra civil, se permite negar a los demás lo que reclama para ella: la identificación de los restos y el entierro como deseen sus familiares…¿quién ha inoculado este odio revanchista en los biznietos?… Si no, veamos: Ayer, se conmemoró en Guernica el salvaje bombardeo de su población. Acudieron todas las autoridades posibles e imaginarias, amén del ministro de la presidencia, señor Bolaños que dijo representar al gobierno legítimo de 1937…A las cuatro de la tarde, sonaron todas las campanas y las sirenas como en el día del bombardeo real…Vale, bien está, recordemos la memoria de los inocentes de Guernica, si, pero, ¿y los otros inocentes?…el pasado mes de marzo, les fué denegado por primera vez cualquier acto a las personas que acudieron al cementerio de Montcada para conmemorar a sus inocentes. En Montcada está la mayor fosa común de Cataluña, con 700 cadáveres sin identificar, todos víctimas de la represión en la retaguardia republicana. Está en el cementerio, una franja de hierba verde sin una placa ni nada que indique que debajo hay 700 personas. Cuando acabó la guerra, se abrió la fosa y se contabilizaron mas de mil cadáveres (sin contar, claro, unos cien que fueron cremados en los hornos de una cementera cercana). Se pudieron identificar unos 400 y los otros 700 quedaron allí. Y allí están. Y se pide a la Generalitat que abra la fosa y se pueda identificar con las nuevas técnicas los cadáveres, y la autoridad se niega…Han tenido que denunciar al responsable del gobierno catalán, y ayer saltó la noticia de que el juez había admitido a trámite la querella por prevaricación. Yo creo que no prosperará porque la ley de memoria sólo ampara a los muertos del bando republicano, pero, en fin, esperemos… Entre los muertos de Montcada, había 27 carlistas de Valls, que fueron llevados allí a ejecutar junto con el dirigente carlista de Cataluña de la época, Tomás Caylà i Grau. Y los carlistas que quedan, todos los años desde 1940, van en el mes de marzo al cementerio y dicen una misa por los suyos. Pues este año, se les ha denegado la entrada, han tenido que rezar y cantar fuera, porque el Ayuntamiento de Montcada no les ha dado permiso, ha dicho que el cementerio, la mesa, las sillas y el altar son del Ayuntamiento y no les permite usarlo… ¡Qué horror, Alfonsa, ¿cómo sales ahora con estas historias, por dios?! Es verdad, pero no he sido yo…yo no hubiera empezado nunca, pero no podemos permitir con nuestro silencio que se apodere de la historia ni un bando ni otro…la guerra fue un horror colectivo, una catástrofe como país y como sociedad para todos y parece que queremos rescatar la sombra alargada de Caín sobre nosotros…¿acaso los familiares de los 700 cadáveres de Montcada tienen menos derecho a enterrar a los suyos? ¿No hay madres paralelas en Montcada, aunque no tengan un Almodóvar que les cante?… Madre podría ser aquel cadáver descrito en el libro Violencia y represión en la retaguardia catalana, de Villarroya y Solé i Sabaté: “ Estuche de cuero marrón nuevo y sin lentes; dos pañuelos blancos muy usados sin iniciales; una goma de borrar lápiz; un estuche para guardar agujas de coser de pasta amarilla y morada; un lápiz de madera; todo esto mencionado se encontraba en el cadáver de una mujer de 35 a 40 años que llevaba un vestido oscuro estampado”. …una mujer con vestido oscuro, gafas, un lápiz, una goma y unos pañuelos en el bolsillo…