Los campesinos son la clase perdedora de la historia. Se han pasado estos 20 siglos rebelándose y perdiendo siempre. Por no echar la vista muy atrás, podemos empezar con las guerras campesinas alemanas de 1525. Los campesinos del oeste y sur de la actual Alemania, organizan un ejército y se sublevan. ¿Qué piden?. Lo plasmaron en un documento que se conoce como “Los Doce Artículos”, pues doce son los puntos en que desarrollan sus peticiones. Y piden, ¡pásmate si es actual!. -Lo primero, que les dejen elegir libremente a su pastor. -Que están dispuestos a pagar el diezmo grande (que se imponía al trigo y al vino) y con ese dinero, se pagará al pastor y a la gente que sufra necesidad (o sea, las pensiones), pero que no piensan pagar el diezmo mediano (sobre el resto de su producción agrícola). -Que se anule el impuesto de sucesiones. (Qué antigua es esta aspiración, aún no lo hemos conseguido) -La revocación de las leyes contra la caza, y el reconocimiento del derecho a pescar y recolectar leña. Los príncipes, animados por Lutero (“Perseguidlos, aniquiladlos como se hace a los perros rabiosos”, les instó), los derrotaron . Se calcula entre 150.000-200.000 campesinos muertos. Los cabecillas, torturados de las formas más horribles, para qué contar. Dos siglos más tarde, en la Revolución francesa que tenemos tan idealizada, el número de muertos de la insurrección campesina de la región de La Vendée en el oeste de Francia al sur de la Loire, es prácticamente el mismo, siendo la cifra más admitida 150.000 y una región absolutamente devastada por mas de un siglo. Esta vez el levantamiento es contra el servicio militar obligatorio impuesto por la República y en defensa de la religión católica que estaba siendo extirpada de sus modos tradicionales con la Constitución civil del Clero. La Revolución en Francia, produjo la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, gran logro de la historia general de la humanidad. Pero produjo también ríos de sangre, venganzas, matanzas, injusticias…No olvidemos que la primera enunciación del lema de la república era “Liberté, Egalité, Fraternité ou la Mort”. Cuando cayó Robespierre, se quitó la disyuntiva de la muerte. Hay quien considera al exterminio de los campesinos vandeanos el primer genocidio de la historia… La otra Gran Revolución, la de 1917, la Rusa, tuvo a los campesinos como protagonistas de deportaciones y masacres al negarse a ser colectivizados. Los ejércitos de Los Verdes (así llamados por esconderse en los bosques) fueron igualmente aniquilados y la colectivización de las tierras campesinas, forzosa, provocó esta vez no centenas, sino millones de muertes (la ONU admite siete millones) entre la guerra y las hambrunas inducidas deliberadamente al requisar el grano y los ganados. Y llegamos a nuestros tiempos, en que una nueva ola de hartazgo recorre las campiñas, las dehesas y los prados. Los mas exitosos hasta ahora son los holandeses y su Movimiento Campesino-Ciudadano, con Caroline von Der Plas a la cabeza, que en 2021 ganó en todas las provincias del país. Veremos qué consiguen ahora que hay nuevas elecciones. Aquí, parece que algo se mueve en el campo, nos manifestamos, salimos a la calle, estamos en las redes explicando lo que hacemos…pero yo no tengo esperanza. Creo que es el último estertor. Nos comen las placas solares, los aerogeneradores, nos expropian la tierra para ello, nos llenan de prohibiciones, burocracia, papeleo, instancias, permisos…ahora todo agricultor debe llevar un cuaderno de campo digital…Hay que anotar qué día siembras, qué día aras, qué día fumigas, qué día abonas, qué día recoges, qué semilla usas…como un adolescente meticuloso e histérico tienes que anotar lo más nimio de tu conducta en tus parcelas. ¿Para qué?…No digo que no haya un control, pero esto ya es demencial. Te dan primas si arrancas frutales o viñedos, si das de baja una explotación lechera, te pagan para que no siembres o te obligan a sembrar sin recoger. Y todo para cobrar una subvención de risa. Deberíamos renunciar todos a ellas y hacer lo que nos diera la gana dentro de lo que encontrásemos adecuado. Para que se sepa, una explotación de 50 hectáreas como es la mía, recibe alrededor de 6.000 euros de subvención. Sólo los abonos y fitosanitarios cuestan entre 12 y 15.000 euros…Y tú lees los periódicos y ves que a la nieta de Lola Flores le dan un millón de euros para hacer una película que luego sólo recauda 67.000. Y te dices, yo produzco entre 80 a 100 toneladas de cereales, de alimentos. Y esa muchacha hace una película. Y claro que el cine es mas importante que la agricultura, faltaría mas, pero…¿tanto? ¿La diferencia va de seis mil a un millón?…Esa es la sociedad que tenemos, esas son sus decisiones. Y a medio país le parecen cojonudas…Algo huele a podrido en la sociedad del progreso…En fin… Aquí el retrato de Carolina van der Plas, la nueva Tomás Müntzer del campesinado. La cara es rotunda, pero la cabellera se parece a la de Marisú, lo que me da mala espina, pues sabida es mi teoría de la correspondencia entre el desorden mental y el capilar. Le deseo muchos éxitos.