Acabo de ver “Alcarrás”, la película española (uy, perdón) ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín 2022. Y del premio del jurado del Festival de Cannes 2021. Se presentó luego a los Goyas, con 11 nominaciones (creo, me fallan los números) y no se llevó nada…Y al Festival de Málaga, y tampoco, nada… Me resultó extraño, pero me desinteresé y ayer tuve la oportunidad de verla. Y lo comprendí. Narra la vida de una familia actual de un pueblo de Lérida cercano a Valencia. Y yo soy de pueblo. Y por serlo, sé que la película es autenticidad en estado puro, diálogos reales, cotidianos, enternecedores, muchas veces. Y me chocó su contraste con “As Bestas”, que, esa sí, se llevó nueve premios siendo que ambas se supone que retratan el campo. Lo único que de auténtico tiene “As bestas” es el monólogo del ganadero gallego (Luis Zahera) en el bar, donde dice con el corazón en la boca todo lo que querría tener y no tiene. Es realmente bueno. Lo demás, es la idea que el urbanita tiene de lo que pasa en el campo y el mensaje del progreso ecológico amenazado por el campesino tradicional, cerril, cerrado y oscuro. Asesinato brutal incluido. Alcarrás es la vida real del pueblo, la de verdad, sin asesinatos, sin progres, sin retrógrados. No tenía opciones a llevarse un premio. La figura de Quinet el huertano es real, sus diálogos, sus actitudes, su apariencia física. ¿Cómo se puede dar el premio de interpretación al francés de “As Bestas” y no dárselo a Quinet que le supera por todos los lados?… El abuelo es la dignidad en persona, casi sin guión, diciéndolo todo con su presencia digna, austera, pulcra, tanto en la actitud como en su atuendo personal, cuidado y limpio siempre. La figura del abuelo me es tan familiar…me recuerda tanto a mi padre y otros hombres de mi pueblo…gente que cumplía sus compromisos sin papeles, con un apretón de manos y aún sin eso, por lealtad, por honradez, por hombría de bien…Me retrotrae a un mundo absolutamente desaparecido. De los niños, la niña Iris es un auténtico descubrimiento de naturalidad, espontaneidad y gracia. Sus juegos con sus primos son los juegos de los pueblos, libres, sin controles de mayores, con cualquier cosa para construir una cabaña y crearse un mundo. La madre, los hermanos…todos los personajes están primorosamente presentados y cumplen a la perfección su papel coral. Y hasta la canción que el abuelo enseña a la nieta es hermosa. Parece que hubieran puesto una cámara y hubieran dejado que grabase la vida al pasar, pero hay que tener maestría para hacer que parezca tan simple. No podía triunfar en los Goya ni en Málaga. -No tiene ningún personaje de la Comunidad Sexoabecedaria. -No tiene Memoria Democrática. La única vez que se habla de la guerra, resulta que a los ricos los iban a matar sólo por ser ricos, y encima eran amigos de los pobres que los escondieron evitando la matanza. Así no se puede contar la guerra, sin buenos heroicos republicanos y malos fascistas tenebrosos. -Las mujeres no son víctimas de ninguna violencia ni heroínas empoderadas de la liberación de los sexos. -Se ve una manifestación de agricultores contra la situación del campo. -Se ve el final del campo agrícola sustituido por la instalación de placas solares. -Se ve el arranque de árboles frutales. Los que somos del campo sabemos que te dan dinero por ello, lo que a nosotros nos duele en el alma se decreta desde arriba por gente que dice defender el planeta con la puta 2030. Las otras películas premiadas en los Goya fueron, “Modelo 77” sobre la cárcel franquista de Carabanchel y “Cinco Lobitos”, sobre los problemas psicológicos de una madre primeriza (creo, porque esta ya te digo que no la veré, es tal el hartazgo, que huelo a feminismo y salgo corriendo. Feminismo cést moi). Claro que el público puso las cosas en su sitio: En número de espectadores y recaudación del año 22, la superpremiada “Bestas” y “Alcarrás”, están casi empatadas, en los lugares 6 y 7 de la tabla. Alcarrás supera a “Modelo 77”, que pasa al puesto octavo, y “Cinco Lobitos” pasa al puesto 23. Si se repasan las calificaciones de los llamados críticos de cine, adivina cual le da la mas baja…¡bingo! “El País”, naturalmente… En Alemania, sin las anteojeras de la progresía hispana, a Alcarrás le dieron nada menos que su Oso de Oro. La primera mujer española que se lo lleva…Y el premio del jurado en Cannes, todo el mundo sabe que es el más exigente… Pues así están las cosas en este estéril páramo cultural que disfrutamos en la colonia. ¡Hay veces que te apetece ser alemana aunque sólo sea un ratillo…!