El nacimiento del hijo de mi hija me ha arrebatado los libros de las manos y me las ha llenado de biberones. Me desentendí del mundo este tan extraño que vivimos y regresé inesperadamente el otro día cuando en una pausa ví el anuncio de la película “El Cuarenta y siete”. Había leído que había arrasado en premios en el festival de Málaga de manera inesperada. Y había leído igualmente que el tema era el secuestro de un autobús para un barrio de emigrantes extremeños en Barcelona.
¡”Vaya, -me dije – por fin abandonamos las temáticas elegetebeicuistas plustrans y volvemos al neorrealismo italiano con gente concreta y sus problemas concretos”!. Por fin una película sobre el desembarco en Cataluña de extremeños, andaluces y castellanos y la forma en que se buscaron la vida. Y le dan premios, además. Pensé por un momento que estábamos de nuevo entrando en razón.
“Tira o cavalinho da chuva”, que diría un portugués.
1-Hay un grupo de extremeños que son todos buenos, amables y generosos al parecer, pero de cuya vida lo ignoramos todo, pues la película sólo sigue al protagonista, Manolo, conductor de autobús. Del resto, ignoramos en qué trabajan, qué tareas les dan, cómo les tratan. No vemos a las señoras ir a la compra, o a la panadería o a la parroquia, si me apuras. Solo sabemos que están en aquel cerro y no tienen autobús. Hay un momento en que una familia se marcha del cerro y se oye la frase “porque aquí no nos quieren”. Pero no se explica qué les ha pasado. La catalana buena les dice que sí que les quieren.
2-Hay una catalana en toda la peli. Sólo una catalana. Es…(¿alguna duda?…) limpia, guapa, amable, simpática, empática, bondadosa, generosa. Y siempre habla en catalán. Forma una escuela en el barrio, y, a pesar de estar en los años sesenta del tenebroso franquismo, ya practica la inmersión lingüística, pues da las clases en catalán, naturalmente. Extiende sus clases no solo a los niños sino también a las madres, pues todas, todas las extremeñas y andaluzas sin distinción, son analfabetas. Se casa con el protagonista. A partir de ahí, el extremeño aprende catalán con su señora y ya será esa su lengua normal de expresión completando su proceso de doma y asimilación.
3.-Hay un malo en la película. Redoble de tambores, el malo es…¡¡¡un guardia civil!!!. Y ¿ de dónde es el guardia civil?…¡¡¡andaluz!!!. Un guardia civil catalán es cosa que no produce la naturaleza.
4.-En una secuencia sin justificación en el transcurso del relato, Manolo pierde un reloj para que nos enteremos de que a su padre le mataron los falangistas y que un fascista lo es para toda la vida.
5.- Todos los compañeros autobuseros de Manolo, hablan siempre en catalán contradiciendo así aquello que aprendimos de que en tiempos de Franco el catalán estaba prohibido. Dado que las mas altas autoridades de la región, desde Pujol, el padre de la patria hasta Junqueras o Torra han escrito auténticas vilezas sobre extremeños y andaluces, yo esperaba haber podido corroborar si aquello eran cuatro lunáticos y la sociedad catalana les acogió con los brazos abiertos o si no fue así. No hay manera, la película no va de eso, como siempre, va de emborronar un tema para que parezca que hablas de él y dejar tu versión maniquea bien preparada.
6.- Lo que ya me produjo unas bascas incontenibles, semejantes a las del protagonista de “La naranja mecánica”, fue que pusieran a una adolescente a cantar a capella en medio de la emoción contenida de todo el auditorio la canción de la guerra civil “Gallo negro, Gallo rojo”. Creí que me daba algo. Que el mensaje que nos manda es que ojalá las nuevas generaciones vuelvan a cantar “Gallo negro, Gallo rojo”, es demoledor, apabullante, ecrassante… “abandonad toda esperanza”.
Total, que ahora me explico el éxito en Málaga y le auguro una lluvia de Goyas. Creo que veremos a la fila de las autoridades en pie, desde Begoña a Marisú, desde el Pedro cineasta al gobernante (es un decir), desde Yolanda hasta Irene acompañando puño en alto lo de los Gallos sin que pueda perturbar la paz de su única neurona titular el más mínimo rayo de duda sobre lo que están haciendo.